Una historia de innovación
Máquinas que disparan la productividad; ya no hay marcha atrás
La historia de dos emprendedores que en los años 70 crean más que una empresa; crean todo un nuevo sector: los automatismos para fabricar conservas
Hermasa es uno de los cimientos que asentaron la comarca de Vigo como la primera capital mundial de la industria de las conservas de pescado. Decenas de miles de personas trabajaban entonces en la fabricación de las primeras latas, fundamentalmente de sardina. Ese fue el entorno de euforia económica y de los primeros rudimentos tecnológicos en los que empezaron a trabajar los hermanos Rodríguez, que encontraron en Vigo el lugar idóneo que estimuló su inventiva.
Es en Hermasa en donde empiezan a poner en práctica sus propias ideas y diseños para aumentar la productividad de las conserveras gallegas, las cuales empiezan a diversificarse y a vender en mercados de los cinco continentes. Y es que fue en la primera y pequeña fábrica familiar de Vigo -rodeada de conserveras, astilleros y un inmenso mercado de la pesca fresca- en donde nacieron los principios tecnológicos de automatización y fabricación en serie que hoy emplean los creadores de equipos para la conserva en todo el planeta. Hermasa ha sido y es el referente tecnológico.
Hermasa ha sido y es la referencia tecnológica en la fabricación de maquinaria para la conserva, por eso la marca Hermasa está presente en más de 65 países.